El otro día me regaló mi madre una gran bolsa con ciruelas amarillas, dulces como la miel.
Le dije que eran demasiadas para nosotros tres y ella me contestó: "haz mermelada", y ya se sabe, cuando tu madre dice, "haz mermelada", pues uno tiene que "hacer mermelada" y ya está.
La receta la encontré en el blog cocina con quenyin y la hice de la siguiente manera:
Ingredientes:
Un kilo y medio de ciruelas amarillas maduras.
750 gr. de azúcar.
Un limón.
15 Huesos de las propias ciruelas.
Preparación:
Primero pelé las ciruelas y troceé, echándolas en un bol.
Luego añadí los huesos y el azúcar.
Dejé reposar el la nevera, algo más de 4 horas, bien tapado con un paño de algodón.
Esto de los huesos, es interesante, como dice quenyin, en su blog, éstos, son los responsables de liberar la pectina, que a su vez, ayuda a espesar la mermelada, algo que hasta hoy, desconocía.
Cuando las saqué de la nevera, añadí el zumo de limón, mezcle bien, porque gran parte del azúcar había que dado en el fondo.
Puse a hervir, unos 40 minutos. (He aquí un paso que por error me salté de la receta original, y es que hay que dejarla reposar 12 horas, yo, la rellené al momento, pero ha quedado genial. La próxima vez que la haga probaré de ésta manera).
Mientras, esterilicé los frascos de vidrio (hirviéndolos en agua durante 20 minutos, tanto botes, como tapas)
Luego, rellené, cerré los frascos y esterilicé, esta vez, para conservar (herví, 20 minutos los frascos llenos, tapados, y cubiertos de agua).
Finalmente, adorné, cual pastorcillo, que se dirige al portal.
Esta mañana, nos ha acompañado a mi y a mi taza de café con leche, tratando de resbalar por la rebanada de pan integral que previamente había untado con mantequilla, así que hemos pasado un rato genial. Me ha gustado mucho su sabor, color y textura, y además es 100% natural.