¡Hola a todos! sigo aquí después de algún tiempo sin publicar, pero como ya sabéis "nunca es tarde cuando la receta es buena".
Hace poco preparé este plato que me gusta hacer de vez en cuando y me resulta de lo más "avioso". Lo descubrí tomando tapas en un bar de mi pueblo ("El Guanchi"); desde ese momento comenzó el proceso de investigación y experimentación que me suele caracterizar cuando hago un hallazgo de este tipo (con sus éxitos y sus fracasos), hasta dar con la receta adecuada.
Hoy, aprovechando que hace un día realmente otoñal, fresco y casi lluvioso, uno de esos días que ya echaba de menos y que me resulta inspirador y acogedor, escucho de fondo a Michael Bublé y voy poniendo en orden algunas entradas del blog que tengo a medias, antes de que comience una nueva etapa en mi vida que está casi apunto de suceder y que se acerca lentamente pero sin pausa y que os puedo asegurar, me mantendrá muuuuuy ocupada dentro de poco (ya os contaré...)
Cuando se han enfriado, los he partido por la mitad (aunque también se puede hacer en cuartos, así os saldrá más cantidad).
He apartado algunas yemas para mezclarlas con la bechamel (una tercera parte aproximadamente).
He preparado una bechamel espesa, como para croquetas aunque sin cebolla ni jamón, ni carne en este caso. Aquí tenéis la receta. Antes de que se enfríe demasiado, relleno los huevos con abundante bechamel.
Finalmente, dejo enfriar los huevos ya rellenos y los empano, primero con pan rallado, luego con huevo batido y finalmente otra capa de pan rallado.
...y ya están listos, preparados para freír en abundante aceite de oliva bien caliente.
Espero que os guste.