O al menos así, es como yo lo he bautizado. Se trata de un potaje que suele hacer mi madre de vez en cuando y es tradicional de su pueblo "Cardenete". Si tenemos la oportunidad de tomarlo en su lugar de origen, con ingredientes de la tierra (el famoso choricete y su deliciosa morcilla de cebolla) y bien acompañado de familia, es el manjar más exquisito que podáis probar en un día de lluvia o frío. Y, si además después de almorzar nos damos un paseo por esos maravillosos pinares buscando níscalos, que son propios de esta época, tendremos un día perfecto y un cena asegurada.
Ingredientes para 3 personas:
Morcilla de cebolla (2 ó 3)
Un trozo de jamón.
Costilla.
Choricete.
4 patatas.
Un puñado de habichuelas verdes planas.
2 puñados de alubias pintas.
1 Cebolla.
2 Ajos.
1 pimiento verde.
1 cda. de pimentón.
Sal, y colorante (opcional)
Preparación:
Ponemos las alubias pintas en remojo un día antes. Una vez pasado este tiempo, las ponemos a hervir con una hoja de laurel, sal,cebolla, costilla y jamón, aproximadamente una media hora en la olla express.
Al mismo tiempo, vamos haciendo el sofrito. Cebolla, ajo y pimiento verde; una vez pochados añadimos el pimentón y añadimos a la olla donde están las alubias.
A continuación ponemos el resto de los ingredientes, patata, habichuelas verdes, morcilla y choricete, rectificamos de sal y ponemos colorante. Dejamos hervir unos 20 minutos y ya está listo para comer.