lunes, 10 de abril de 2017

Torrijas




Ya llevamos algunos días desde que la primavera nos abrió sus puertas y desde su zaguán, puedo observar este maravilloso punto del ciclo de la vida, en el que todo vuelve a nacer. 

Eclosión de nuevas formas que estaban dormidas y despiertan al son de la luz del sol.

El canto de los pájaros al amanecer, me despiertan con su trino anunciando que llega el día y hay que ponerse en marcha, (no hay mejor alarma de despertador).

Las flores, que estallan en mil colores peleándose por coger sitio entre las ramas, se dan la mano bien apretaditas para presumir y mostrarse a cual más bella.

El calor del sol, haciendo brotar las verdes y frondosas hojas de los árboles, vistiendo a los álamos con sus mejores galas.

El embriagador olor a azahar de los naranjos cuando paseo por la calle (a esa hora en la que el cielo aún está entre rosa y azul) y el sol perezoso se prepara para descansar.

La solemne alegría que intrínsecamente conlleva esta estación por defecto, y que nos aloca el alma, volviéndonos ¿más alegres de lo normal?

Una explosión de sensaciones para nuestros sentidos.


Este dulce típico de semana santa, "las torrijas" es uno de mis favoritos por su simplicidad y lo accesible de sus ingredientes.

Me contaba mi amiga Marivalle, que el pasado día 5, quiso celebrar su aniversario de cumpleaños, con una simple torrija y un café ¿simple? ahí no es "ná". Una majestuosa y estratégica combinación, difícil de sustituir. Sin embargo, no la encontró por ningún sitio (me contaba con decepción).

Así que, y aunque ya tenía en mente, preparar esta receta, su historia me avivó el deseo de preparar torrijas y acompañarlas con un buen café, para estas tardes de semana santa (no se me ocurre mejor plan. Estas van por ti MV). 


Ingredientes:

Pan para torrijas (o pan del día anterior)
Leche
Vino dulce moscatel (opcional)
Huevo
Azúcar
Canela
Aceite de Oliva Virgen Extra (para freír)

Preparación:

En un plato ponemos leche con azúcar y un chorrito de vino dulce moscatel.

Empapamos las rebanadas de pan y luego las rebozamos con huevo.

A continuación freímos en abundante aceite de oliva a temperatura moderada.

Las sacamos cuando estén doradas y ponemos sobre papel absorbente.

Finamente, las rebozamos con una mezcla de azúcar y canela.



Y ya está. Ir preparando el cafelito, que esto promete una buena merienda. 



Espero que os guste!!







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